Prefacio
La cibernética me inquieta y me genera una enorme curiosidad culposa. Paso más tiempo del que quisiera frente a la pantalla pensando en cíborgs, Inteligencia Artificial y en el metaverso que se está formando.
Habito dos mundos, el real y el virtual, sin llegar a entender ninguno cabalmente. A la vez que me siento dividido noto que están cada vez más entremezclados. Tengo mil preguntas sobre esta fusión… ¿Qué efecto tienen los sesgos de la Inteligencia Artificial y cómo impactan a la humanidad? ¿Cómo se relacionará la humanidad con las nuevas entidades cibernéticas y robóticas? ¿Qué podemos entender de los deseos sexuales sin carne de por medio? ¿Cómo se vivirán el sexo y los demás aspectos íntimos de la humanidad en compañía de entidades transhumanas y artificiales? ¿Cómo será la descendencia de estas relaciones? ¿Cómo serán los cuerpos transhumanos? ¿La trascendencia del código binario a través de la computación cuántica resultará en un posthumanismo libre de dicotomías? ¿En qué momento la transhumanidad pasará a ser posthumanidad? ¿Existirá la humanidad en los robots y en las conciencias artificiales? ¿Cuál será el último tipo de humanidad? ¿Llegaremos a entender la consciencia y a replicarla cibernéticamente? ¿Se podrá considerar vida?
Originalmente sería a través de una serie pictórica que exploraría estas intrigas. Finalmente salen a la luz con la intención de invitar a su reflexión individual y colectivamente con el arte visual y literatura del ciberheterónimo de arte colectivo anónimo Steven Pinker, a quien se le atribuye la autoría de esta obra, como representante de las masas.
– Julio Sahagún Sánchez